Camino al
sol, parque de Atenas, oh primavera hacía tiempo no eras más que un sueño, poso
fértil, huella dorada, amor que has derramado tu inyección amarga en el poema,
quietud tras el crujido, nuestra paz ha madurado al sol, somos los ciruelos de
la especie, hemos mudado las escamas y estamos vivos donde todo tiembla, en la
vibrante inmensidad de los seres cuya inconsciencia desvelamos, asumida la
borrosa circulación del extrarradio y las interferencias de eléctricos sueños
sin raíz ni altura. Parque de Atenas, estamos donde importa, amo contemplar la
belleza de tus árboles y sentir mi piel tostándose a este costado del río,
cuánto anhelo he deshojado sin sentido hasta llegar aquí donde todas las flores
bailan la canción remota de lo que no, de lo que nunca, y hasta la duda se evapora,
porque el sueño se cumple en el tiempo y el lugar en que termina.
Abril, 2013