Intento repartir mis escasas lecturas en géneros complementarios casi siempre cercanos a una llamada esencial o llama-de-poesía aliñada con ensayo, y alguna obra de género mestizo tipo artículos de opinión o biografía donde dependiendo del autor en ocasiones se derrama mucha literatura entre acordes de sociedad y vida. Hace tiempo que no engancho una buena novela, hoy recolecté "La voluntad" de Azorín y "Las afinidades electivas" de Goethe. También por reminiscencias un escrito filosófico del viejo Kierkegaard que no encontraba ya entre mis libros para rematar la fecunda cosecha literaria que es nostalgia de la nostalgia muerta.
Y es que últimamente me da por volver, volver a las obras no leídas u olvidadas de autores ya muy conocidos por mí, todo es volver secreto y contenido. Si hace meses me daba por volver a Hesse buscando en vano entre sus escritos autobiográficos, artículos periodísticos y sobre todo entre su "Obstinación" parte de la impresión que me produjeron sus novelas cuando las leí por primera vez hace más de un decenio, ahora me muevo en estas otras coordenadas pasajeras que pronto darán paso a un nuevo rumbo.
Los artículos de Unamuno en el período de la 2ª República son de una clarividencia asombrosa, en muchas de sus líneas veo trazos del estado actual de las cosas en este país. Don Miguel dentro de su acusado sentido crítico se atreve a ofrecer caminos de entendimiento y vías basadas en el conocimiento real y profundo de las gentes que habitan estas tierras, el problema es que los políticos de hoy no pierden el tiempo en este tipo de lecturas que no ofrece ningún tipo de crédito electoral o similares.
De la biblioteca pública saqué hace un par de semanas un libro de Jaime Siles sobre poesía española contamporánea titulado "Estados de conciencia", un recorrido personalísimo por la poesía española desde el siglo XX poniendo el foco en autores concretos de cada generación, uno de los apartados más notables del libro en cuestión es para mi gusto el de los capítulos dedicados a la poética de Francisco Brines, se nota que se trata de un poeta muy cercano al propio autor. El paralelismo que hace con el Barroco donde apunta que lo esencial es la textura, la anécdota, la representación palpable de lo más profundo contrapuesto al manierismo donde el lenguaje es abstracto sin necesidad de figuras que lo muestren porque ya es en sí mostrado; la idea del instante en la nada que Brines probablemente toma de los jesuitas modificando y alterando la esencia de Dios por la esencia de la nada también me pareció de lo más revelador e interesante, me dio en este punto por pensar que toda literatura es una alteración de valores ideales desde lo ideal, una ruptura de cánones históricos madurada en el mismo canon destruido. Sobre la marcha se me ocurre lo que Cervantes hizo con el Quijote y aquí no hay más que explicar o el nacimiento del hard-boiled que se valió de las pautas del género detectivesco al estilo victoriano para desmontar precisamente el mito de lo políticamente correcto, con una finalidad de espejo sin interferencias donde la crítica social se dibuja y no se explica, donde la sinceridad de los ambientes y personajes es descarada situándonos en las antípodas del detective al estilo Holmes en el crack estadounidense de los años 20. Del resto del libro de Jaime Siles me quedo con los apartados dedicados a Luis Cernuda y el reclamo justo y necesario que hace del poeta Pedro Salinas como el mayor en edad de esa generación precursor de una serie de elementos hasta entonces ajenos al poema en lengua española.
Por último, y lo que realmente me traía por aquí: he vuelto - porque todo es volver y nada permanece - a la obra de Rilke con cierto afán renovado de encontrarme con nuevos matices líricos, simbólicos, en definitiva, rilkeanos. Rilke es para mí uno de los mayores poetas que han existido jamás, leer a Rainer María Rilke es como intentar agarrar el agua de un río, siempre tiene uno la sensación de que se escapa la mayor parte del sentido y la belleza de su obra, si además de tratarse de Rilke tenemos en cuenta que uno no sabe idiomas como para leerlo en el original. Este poema me encendió las luces el otro día y aquí lo traigo para que ilumine las notas del camino, viene acompañado de un interesante comentario de otro gran entusiasta de Rilke como es el doctor OTTO DÖRR ZEGERS porque, como dije en una ocasión, todos somos suicidas en potencia.
Y es que últimamente me da por volver, volver a las obras no leídas u olvidadas de autores ya muy conocidos por mí, todo es volver secreto y contenido. Si hace meses me daba por volver a Hesse buscando en vano entre sus escritos autobiográficos, artículos periodísticos y sobre todo entre su "Obstinación" parte de la impresión que me produjeron sus novelas cuando las leí por primera vez hace más de un decenio, ahora me muevo en estas otras coordenadas pasajeras que pronto darán paso a un nuevo rumbo.
Los artículos de Unamuno en el período de la 2ª República son de una clarividencia asombrosa, en muchas de sus líneas veo trazos del estado actual de las cosas en este país. Don Miguel dentro de su acusado sentido crítico se atreve a ofrecer caminos de entendimiento y vías basadas en el conocimiento real y profundo de las gentes que habitan estas tierras, el problema es que los políticos de hoy no pierden el tiempo en este tipo de lecturas que no ofrece ningún tipo de crédito electoral o similares.
De la biblioteca pública saqué hace un par de semanas un libro de Jaime Siles sobre poesía española contamporánea titulado "Estados de conciencia", un recorrido personalísimo por la poesía española desde el siglo XX poniendo el foco en autores concretos de cada generación, uno de los apartados más notables del libro en cuestión es para mi gusto el de los capítulos dedicados a la poética de Francisco Brines, se nota que se trata de un poeta muy cercano al propio autor. El paralelismo que hace con el Barroco donde apunta que lo esencial es la textura, la anécdota, la representación palpable de lo más profundo contrapuesto al manierismo donde el lenguaje es abstracto sin necesidad de figuras que lo muestren porque ya es en sí mostrado; la idea del instante en la nada que Brines probablemente toma de los jesuitas modificando y alterando la esencia de Dios por la esencia de la nada también me pareció de lo más revelador e interesante, me dio en este punto por pensar que toda literatura es una alteración de valores ideales desde lo ideal, una ruptura de cánones históricos madurada en el mismo canon destruido. Sobre la marcha se me ocurre lo que Cervantes hizo con el Quijote y aquí no hay más que explicar o el nacimiento del hard-boiled que se valió de las pautas del género detectivesco al estilo victoriano para desmontar precisamente el mito de lo políticamente correcto, con una finalidad de espejo sin interferencias donde la crítica social se dibuja y no se explica, donde la sinceridad de los ambientes y personajes es descarada situándonos en las antípodas del detective al estilo Holmes en el crack estadounidense de los años 20. Del resto del libro de Jaime Siles me quedo con los apartados dedicados a Luis Cernuda y el reclamo justo y necesario que hace del poeta Pedro Salinas como el mayor en edad de esa generación precursor de una serie de elementos hasta entonces ajenos al poema en lengua española.
Por último, y lo que realmente me traía por aquí: he vuelto - porque todo es volver y nada permanece - a la obra de Rilke con cierto afán renovado de encontrarme con nuevos matices líricos, simbólicos, en definitiva, rilkeanos. Rilke es para mí uno de los mayores poetas que han existido jamás, leer a Rainer María Rilke es como intentar agarrar el agua de un río, siempre tiene uno la sensación de que se escapa la mayor parte del sentido y la belleza de su obra, si además de tratarse de Rilke tenemos en cuenta que uno no sabe idiomas como para leerlo en el original. Este poema me encendió las luces el otro día y aquí lo traigo para que ilumine las notas del camino, viene acompañado de un interesante comentario de otro gran entusiasta de Rilke como es el doctor OTTO DÖRR ZEGERS porque, como dije en una ocasión, todos somos suicidas en potencia.
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