La soledad es un disparo,
tenue pero destructivo,
contra el amor sincero
que me negué a expresar
según las convenciones
de esa expectante vida
de los escaparates,
cuando todo estaba
preparado para ello,
un disparo negro que nos mata
entorpeciendo la alegría,
dolor abierto que carcome el aire
junto al tiempo que hoy
se nos obliga a respirar,
dictaduras de lo correcto
proclaman libertad
contra nosotros mismos,
algoritmos sin corazón
ahogando la existencia
desde opacas oficinas
a miles de kilómetros de aquí.
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