Hugo Mujica ilumina los caminos con sencilla lucidez, revelándonos aspectos del ser que enredados en nuestra cotidianeidad se nos escapan habitualmente, a pesar de estar paradójicamente insertos en la esencia misma de la vida.
Para continuar, en la medida de lo posible, en este camino abierto a la escucha.
Fragmentos de esta interesante ponencia que tuve la suerte de poder escuchar ayer con atención.
"Somos o estamos atravesados por una pregunta que se responde, ¿cómo? encarnándola. Somos las respuestas que fuimos dando, a través de las preguntas que nos fueron llegando en la vida. Preguntas explícitas o preguntas que son el interrogar de determinadas cosas: el encuentro con lo desconocido, el lugar para lo inesperado."
"La diferencia antropológica está basada en nuestra diferencia con el animal. El animal está contenido, protegido por la naturaleza: él y la naturaleza son uno. En el hombre hay una disonancia, una diferencia, nosotros no estamos contenidos por la naturaleza, somos parte naturaleza pero hay una parte que no coincide, nosotros somos como de alguna forma una fisura."
"Somos el constantemente tener que sostener ese equilibrio entre la naturaleza y la cultura. La cultura es lo que nosotros creamos para hacer un puente en eso que nos falta como naturaleza. Esa carencia, que no estamos nunca agotados en lo que ya es, eso que se puede ver como carencia, como necesidad, es la libertad. La libertad es que siempre hay una fisura desde la cual crear, desde la cual generar aquello que sentimos que no tenemos. Una fisura que hay que cultivar, no hay que taponar. Es nuestra fuente, es nuestra creación."
"Subyaciendo todo eso (porque aun durmiendo estamos vivos, y aun no enfrentando la vida la vida nos enfrenta), dentro de nosotros mismos hay una pulsión, pulsión por ser. Nosotros llevamos adentro una pulsión, un mandato, una angustia. Nuestras entrañas quieren conocer la luz, quieren nacer. Somos seres en nacimiento, no en haber ya nacido."
"A través de la angustia si uno logra dar el salto, que no lo da uno, lo da la pulsión esta por ser, ser a pesar de nosotros y todo lo que hacemos para no angustiarnos, para no encarar que la vida pide algo más de nosotros ¿qué pide? que la creemos, de crear: la vida única que somos. Cuando damos ese paso, entonces de nuevo lo que era carencia y diferencia se vuelve libertad. Lo que era darse cuenta que la escenografía de la vida en la cual yo estaba no era mía, no era el reflejo de mí sino lo que yo había recibido, entonces es cuando puedo crear lo propio y sobre todo ese que yo creí que era, que es mi ser uno mismo, no es mi sí mismo, el uno mismo es la gran invención de la cotidianeidad, ¿qué es el uno mismo? Es el se, puede ser uno, puede ser se, puede ser la gente, es un anónimo todo que no es nadie, ¿cómo me visto? como se viste, ¿cómo pienso? y como uno piensa, hay un anónimo que nos va dictando y dentro del cual nos vamos metiendo... Está siempre ya ofrecida la forma de ser, esa forma de ser es el uno, ese uno no me permite el sí mismo. Soy un uno mismo, la angustia termina en última instancia por disolver esa seguridad que yo tenía que se apoyaba en la de todos, que eran nadie, que era de ser uno, como uno debe ser. "
"La voz de la conciencia (no en el sentido de conciencia moral, de lo bueno y lo malo, sino en el sentido de conciencia que llama a despertar, que pide vivir) es como el sí mismo reclamándole al uno mismo que se retire, soy yo mismo pidiéndome ayuda, pidiendo poder ser. Y para eso tengo que deconstruir a ese uno social, o sea, yo me llamo a mí mismo pidiendo rescatarme. ¿Qué dice la conciencia? No dice nada. ¿A qué llama la conciencia concretamente? A nada. De nuevo no hay nada ya hecho si realmente voy a ser creativo, si realmente voy a generar una vida única: cada instante es la decisión. "
"Cada instante tiene su gloria, y cada vida es ese instante. Cada uno tiene que llevar la vida a que acontezca. Como la conciencia no dice nada se trata de escuchar nada, de hacer silencio. Silencio, escuchar, y las cosas pasan, porque las cosas siempre vienen. Pero hay algo más en todo este planteamiento, está lo que llamamos la decisión: uno tiene que decidir, uno tiene que dar el sí. Nietzsche fantásticamente lo llamaba el amor fati, amor al destino, sea como sea la vida yo le tengo que decir que sí para que sea de otra forma. San Agustín tiene una bella frase: "Por todo lo que fue gracias, a todo lo que será amén"."
"Hay que hacer una decisión, un consentimiento. Hay un momento, uno o varios momentos pero pocos, en que uno se sienta con la vida, la mira cara a cara y la escupe o la besa. No es un cálculo ni precisamente por, ni a pesar de, es como la vida es, no como yo quisiera. Cuando acepto las cosas como son es cuando puedo abrazarlas, y los dos ser otra cosa que lo que ya somos. Estar en estado de resuelto, de decisión, es empezar a vivir a diario. "
"De nuevo el gran problema de la decisión es la postergación, el procastinar, que implica eso que siempre estamos delegando. Siempre puede ser después, incluso el morirnos, a nadie se le ocurre que puede ser ya, siempre puede ser porque como le pasa a los otros es obvio que me puede pasar a mí, y me va a pasar pero después. Ahora no voy a pensar, y si no pienso en eso la vida no se vuelve radical, se vuelve como todo puede ser después. "
"Sosteniendo esa diferencia, nunca agotándose en lo que ya es, el gran creador hace las mismas preguntas de siempre que las hace de nuevo y las da a entender, una gran vida es la vida que sostiene el temblor casi a contra natura de tener que estar parado en dos patas y hacer un equilibrio pero pagar el precio con eso de tener los ojos en lo abierto y la distancia como lugar a cultivar. "
"En última instancia podría decir que somos ese no ser, somos deudores de lo que podemos llegar a ser, pero eso no es como un castigo que hay que pagar por ser deudor, sino que nosotros es como que nunca terminamos de ser y siempre estamos empezando de nuevo a ser. Sostener ese lugar, sin llenarlo, sin mentirnos, sin ilusionarnos, sufriéndolo, celebrándolo, pero nunca por así decirlo cosificándolo, eso es la gran dimensión de la existencia, cómo sostener que el manantial mane y no conformarse con el charco de la inmediatez que forma."
"Esta decisión del poder ser, es poder ser sabiendo que constantemente tenemos que crear. Tenemos que sostener el vacío, tenemos que sostener la diferencia antropológica, es decir, tenemos que saber que no hay identidades. Hay solamente diferencias, y la riqueza es la diferencia y no la identidad."
"El conocimiento último ante el otro y ante la realidad es el dejar ser, es la reverencia. Porque en realidad todo es un misterio, nosotros somos apenas lo que llamamos mundo, lo que ya comprendimos, en el medio de un infinito astral del cual apenas llegamos a ser un puntito, somos un ratito en la constelación de miles de millones de años, la vida de uno es un suspiro Y en el medio de eso debemos tener connaturalidad con el no saber, saber que ese pedacito iluminado está rodeado por un infinito de oscuridad, y no llamarlo oscuridad ni querer resolverlo ni meternos en el otro para escarbar lo que es, sino llamar a todo eso que no se comprende misterio. Y misterio es lo que se dice con la boca cerrada. No hay nada que decir, pero sí escuchar."
Segunda seña: "¿Quién está ahí?", Hugo Mujica.
«La Universidad del Sentido», vinculada en la fundación Scholas Occurrente, dentro del ciclo de clases «Ocho señas»
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