16/7/25

Tus palabras y tus gestos,

en su veneno inconsciente,

han venido a decirme esta tarde

que te marchas.


El infierno debe parecerse

a una noche muda de rencor

como la que ahora mismo siento.


Quisiera hablarte bien frente al espejo

y decirte, con voz callada,

lo mucho que siento tu dolor.


Tú no lo sabes aún,

pero ese hartazgo de vivir

mantiene en vilo esta pulsión suicida

que nunca manifiesto contigo.


Solitario rozo el frenesí,

contemplo el cielo rosado

bajo la tarde herida.


Un viento sin nombre

acaricia la última luz,

y todo cuanto anhelo calla.



(noche del mes de junio)

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