Lucía
VIVÍA en las regiones solitarias,
por donde nace el Dove,
una doncella a quien nadie alababa
y a quien querían pocos:
violeta junto a una musgosa piedra,
medio oculta al viandante,
bella como un lucero, cuando brilla,
muy solo, en el espacio.
Ignorada vivió, y pocos supieron
la muerte de Lucía;
mas ella está en la tumba, y para mí
ya todo ¡qué distinto!
* * *
Selló el sueño mi espíritu
y miedo no sentía:
ella me parecía como algo que no siente
el roce de los años.
No tiene movimiento ya, ni fuerza,
no oye ni ve nada;
mezclada con el curso diario de la tierra,
con las rocas, las piedras y los árboles.
Versión de Màrie Montand
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